sábado, 9 de enero de 2010

Aborto

domingo 20 de diciembre de 2009
Aborto versus lipoproteínas





ABORTO VERSUS LIPOPROTEINAS

La Medicina imprime carácter

Entre la gente de la calle, por lo general poco entendida en temas médicos, se habla con frecuencia de situaciones o estados bajo dos puntos de vista (lo bueno y lo malo); se dice colesterol bueno y colesterol malo y por la misma razón se podría decir, aborto bueno y aborto malo; en cuanto al colesterol; es cierto que hay un colesterol bueno (HDL= Lipoproteínas de alta densidad)) y un colesterol malo (LDL= Lipopr. de baja densidad)); pero, para el aborto, el símil ya no es tan acertado; ¿Por que, llamaríamos aborto bueno, al que se practica bajo el amparo de la ley de supuestos de interrupción del embarazo? O al que se practica para liberar a la mujer de una carga social?, de un conflicto familiar?, o de una mala reputación bien ganada?. Yo llamaría aborto bueno (salvando las distancias), al que se produce por causas naturales, biológicas, de incompatibilidad entre el embrión y la madre, sin que medie mas influencia que enfermedades de la madre, del embrión, de los anexos, o por una fuerza o violencia no prevista (ej. Accidentes de tráfico y otros); y aborto malo, a todo embarazo interrumpido por la acción del hombre, cualquiera que sea su causa o intención.
Mi formación intelectual para abordar el problema de la interrupción del embarazo de forma intencionada, no está avalada por ningún tipo representativo de orden social, gremial, institucional, etc., pues solo soy un Médico Jubilado que ha practicado la medicina aprendida en la Universidad y ejercida después en medios Rurales, Hospitalarios y Atención Primaria; pero que la considero suficiente para rechazar de una manera tajante el aborto malo en toda su extensión.
Dicho esto, el motivo de mi exposición obedece a tratar de sensibilizar a la clase intelectual española en general y a la clase Médica en particular, sobre el tema del aborto.
Desde el mismo momento en que se unen la célula masculina y la célula femenina, el resultado es el óvulo fecundado, que va a empezar un peregrinaje por el aparato genital femenino, que está preparado para recibirle, facilitar su implantación, suministrarle todos los cuidados y aportarle todos los medios defensivos, etc; hasta que complete su desarrollo, todo ello de una manera altruista; este hecho tan simple demuestra que si la mujer es dueña de su cuerpo, no lo es de lo que lleva dentro.
La interrupción de esa evolución natural y fisiológica en cualquier punto de la cadena, es un atentado; por mucho que el derecho y la filosofía, la política y la sociología, las corrientes del pensamiento y las asociaciones humanas quieran presentar al conocimiento científico, como un acto que pueda y deba interrumpirse a voluntad en el tiempo; asegurando y dictaminando que en la primera semana o en la segunda, o hasta la..., o antes de la...., se puede realizar, mejor dicho, provocar la interrupción del embarazo, no es admisible al menos para personas que debido a sus conocimientos trasmiten mediante su Magisterio este fenómeno fisiológico que no concuerda con la aplicación de las medidas pronósticas, diagnósticas y terapéuticas que nos inculcan en las Aulas Universitarias; pues aquí, se estudia el aborto, como se estudia la pulmonía o la diabetes o la hipertensión, etc., pero de cara a prevenirle y evitarle, no a facilitarle o provocarle. Es una salida de pata de banco el decir y pretender que en las facultades de Medicina se enseñe a “abortar”, sí; a abortar; lo dicen algunos políticos que son Médicos; si Hipócrates levantara la cabeza..., les diría: hipóóóóócritas; por eso te has dedicado a la política, porque careces de principios; no me puedo imaginar a un Sr. Catedrático explicando como se debe provocar el aborto intencionado, malévolo, punible, moralmente abominable y después de la clase a realizar las correspondientes prácticas (tener unas cuantas chicas de 16 años esperando en una sala a que lleguen los alumnos y las vayan diciendo: “ tú ven conmigo”; si estos estudiantes que ya están al final de la carrera, tienen que realizar este acto y lo realizan; yo creo que solo lo hacen una vez, porque automáticamente abandonan la profesión, no pueden encontrar satisfacción en la obra realizada; sino asco, confusión mental, vergüenza y miedo de haber cometido un acto antinatural, antisocial y antiprofesional.La Medicina imprime carácter; es decir, codifica en la personalidad del estudiante, primero y del Profesional después, una serie de cualidades, de formas de comportamiento y de reacciones que le van a condicionar y acompañar durante toda su vida; por mi parte puedo decir que inicié los estudios de medicina a los veinticinco años, sin saber si era por vocación o por ganarme la vida y ya desde el primer año me gustó tanto que la completé a plena satisfacción y a pleno rendimiento, pues modestamente debo decir que no conocí el suspenso; hoy estoy jubilado y sigo estudiando casi con mas ilusión que cuando era estudiante. Por eso me ha producido tal impacto emocional esa orden (porque parece una orden) de que se enseñe a abortar a los estudiantes, que me ha dejado perplejo; ¿y, como se llamará esa asignatura?; ¿será para crear puestos de trabajo que mitiguen el paro que padecemos?. Como he dicho anteriormente, estudiamos el aborto tanto desde el punto de vista médico como quirúrgico, por tanto no necesitamos que nos enseñen nada, ya lo sabemos y como debemos actuar; lo que no es de recibo que nos enseñen a matar. La Cruz Roja, para obtener sangre (el oro de la vida) utiliza el slogan “salva una vida” y el Gobierno por no ser menos utiliza “mata una vida” y yo digo: miren, vean y comparen, y si encuentran algo mejor...., Vds mismos”
Como el aborto provocado es un acto criminal, pero despenalizado en determinadas circunstancias por el hombre, que sea el hombre el que lo realice, pero por favor, no un Médico; su dignidad y su grandeza milenaria y universal se debe al trabajo constante de superación y formación para defender la vida, no para quitarla; no cabe en mi cabeza que esos compañeros abortistas inveterados y compulsivos, puedan ir por la calle o presentar ante los foros sus estadísticas de abortos conseguidos en estadios cada vez más tardíos como si fueran logros científicos.
El Juramento Hipocrático vigente desde el S. IV, implica en el Médico un compromiso encaminado a actuar siempre en beneficio del ser humano y no para perjudicarlo; pues la profesión del Médico, es eminentemente vocacional, su interés económico debe subordinarlo al beneficio de los enfermos (Dr. Rozman).
La Ley de plazos, tal como la quiere implantar el Gobierno, constituye un desprecio a la vida humana intrauterina y una ausencia de protección jurídica desde el punto de vista del Derecho Penal.
El que la mujer se ampare o irrogue en el derecho a decidir sobre su cuerpo, no la faculta para actuar sobre la vida que se está desarrollando dentro de su aparato reproductor; prueba de ello es que aun en contra de su voluntad, el embrión continua su desarrollo y una vez conseguido, aunque la mujer no quiera, el mecanismo del parto se pone en marcha, lo que demuestra que la mujer es un mero portador temporal, pero con una característica importantísima; que durante ese tiempo se va a producir en ella un cambio de su personalidad, un modo de reaccionar consistente en una secreción hormonal destinada a provocar un instinto maternal, un deseo amoroso y placentero hacia ese ser que se está desarrollando; si este estado psicológico positivo se interrumpe, se malogra o se actúa contra él; la mujer sufre una tremenda frustración en lo más intimo de su psicología femenina, frustración que no pueden comprender aquellos que la aconsejen el aborto; para ellos es muy fácil decir que la prestan “ayuda psicológica”; pero a esa mujer la han dejado una huella indeleble grabada en su cerebro que la va a estar acusando a través de su conciencia durante toda la vida; de ahí, que podemos decir que esos que aconsejan el aborto, son verdaderos cooperadores necesarios de un delito.
Millán Rodríguez Tena
Médico Jubilado
Clgdo. Honorífico 23209
E-mail: millanrt@terra.es